El trabajo es el trabajo, día 22 Mes del Dragon, Decimo Octavo año de Hantei XXXVIII

-Era una sola criatura mi señor. Entera negra, como bendecida por Onnotangu. Aproximadamente tan grande como un caballo rokuganes y con gran cantidad de pequeños ojos repartidos por toda la cara.- Te dice claramente convencido y sin tituveos ahora que se ha lanzado a contar la experiencia.

De pronto, recuerdas una o dos historias sobre una criatura que efectivamente se corresponde con esa descripcion a grandes rasgos y que efectivamente se conoce como Kumo o Espiritu Araña. Incluso has llegado a tener algun escrito de Kuni Mokuna en tus manos que habla al respecto. Segun parece son espiritus cambiantes sin nombre que colocan sus telarañas en algunos lugares de los limites de las tierras baldias con el principio de las tierras de Fu Leng con la intencion de capturar a alguna criatura humanoide para forzarla a que le ceda su nombre para que pueda conseguir un cuerpo en este mundo. Se cree que adquieren los habitos y los recuerdos de sus victimas, pero bajo la influencia del Señor Onnotangu, padre de todos, no pueden evitar recuperar sus instintos y su forma.
//Informacion conseguida por una tirada ciega de Int+Con. Tierras Sombrias de 25.

-...

Cuando me doy cuenta de lo que es, se me ensombrece un poco la mirada... ¿Esas cosas existen de verdad?

-... Sé lo que es... pero supuestamente no debería existir aquí.

Frunzo el ceño y les miro.

-¿Sólo ha desaparecido una víctima?

Ves que los dos entran en panico y este comienza a hablar con el tono de voz mas chirriante.

-Mi señor, aqui la gente va y viene. Ademas, yo no he dicho que se haya comido a alguien.-

-shhhh.... Calma -digo con tono tranquilo pero serio, diciendoles que paren con la mano-. Lo último que conviene es que corra la histeria.

Les miro, dándoles tiempo para que se calmen.

-... Comentaste algo de un hombre de Shimotta... a la orilla del rio.

-¿Que?, ¿Como?. Si eso dicen, que fue un Kumo el que lo devoro. Se encontraron sus restos en el rio.-

Se calman ligeramente, pero ahora mismo te arrepientes de haber dicho algo hasta terminar de conseguir informacion.

Antes de que te puedas dar cuenta, el otro hombre que hay en la mesa, se ha levantado rapidamente y ha desaparecido por la puerta sin decir ni una sola palabra. El otro todavia permanece sentado enfrente tuya, pero mas por no morir por dejarte con la palabra en la boca que por interes o por valentia. -Bu... bueno señor, yo... yo...-

Me quedo alzando una ceja cuando el otro se va. ¿Como puede ser tan cobarde?

-... No tengo intención de mezclarte... Sólo quiero saber, y luego puedes marcharte.

Doy un trago al sake.

-A no ser que no dijeses la verdad... por lo tanto estaría perdiendo el tiempo y me marcharía... Y esa cosa sea real o no se quedará pululando por ahí.

Tus primeras palabras lo relajan un poco, pero se vuelve a tensar ante la posibilidad de que pienses que te esta mintiendo, lo cual lo hace ponerse bastante mas locuaz. -No, no, mi señor, ya le he dicho que todo es cierto. Os dare toda la informacion que este de mi mano.- te dice haciendo un gesto para que te tranquilices y te sirve sake.

Acepto su sake, tranquilamente.

-... Soy un Hida... El modo de vida de mi pueblo es proteger el imperio y destruir la corrupción que lo amenaza.

Doy un trago al sake.

-Si hago bien mi trabajo, alguien que podría estar en peligro puede dormir sintiéndose a salvo. Ten calma, y las cosas se solucionarán.

-Hai, hai, Hida-sama.- te dice temeroso pero convencido. -¿Que mas necesitais saber?.-

-Cuéntame toda tu experiencia, todo lo que recuerdes de ese momento... en qué momento, cuando y cómo sucedió... Cualquier detalle puede ayudarme a atrapar a esa cosa y salvar vidas... y... -le miro-... Posiblemente salgas muy beneficiado al haber colaborado en el fin de una criatura así, por cierto.

El hombre esta muy convencido. Te cuenta no se que de una partida de dados y una calabaza de sake aguado. Segun parece la historia que te cuenta coincide con la luna nueva ultima. Esta convencido de que vio a la criatura en los alrededores del gran muelle, cerca de sus almacenes aledaños.

Dí otro trago al sake, atendiendo pacientemente.

-Hazte un favor y no hables de esto con nadie de esto. Te tomarían por loco o te reprenderían creyendo que mientes... Estarás más seguro si te mantienes discreto.

Suspiro.

-Solucionaré esto.

-Por supuesto, señor. El silencio de mis labios es vuestra posesion.- suspira y bebe -¿Necesitais algo mas de mi?.-

-... Supongo que con no acercarte otra vez a esos muelles de noche es suficiente.

Se terminó el sake y pagó la cuenta al tabernero.

-Deberías ir a casa a descansar si es que no tienes trabajo, y procurar olvidar esta conversación.

El hombre asiente con la cabeza, apura el sake que le quedaba en el vaso, deja algo de las ganancias del juego para la casa y una moneda entre dos para que se quede de canto, tras lo cual te hace una reverencia y se marcha.

Sonrio un poco... Una obligación así es más propia de mí. No me criaron para ser ni diplomático ni Yojimbo, sino para ser guerrero, y destruir la corrupción.

Pago lo que debo, y me levanto, recolocándome un poco la ropa antes de marcharme, directo al lugar donde sucedió todo.

*No fallaré* -pienso el lema de mi clan.

//Inicia en los muelles, llegas sobre media mañana (12 mas o menos).

Tsugi no shō: A la caza del monstruo, día 22 Mes del Dragon, Decimo Octavo año de Hantei XXXVIII