A salvo por el momento (dia 24, Mes del Dragon, Decimo Octavo año de Hantei XXXVIII)

Sales del pequeño almacen de tabaco y te alejas mas relajadamente tras asegurarte que tu acero esta en perfecto estado.

Me dirijo de vuelta a la posada... y me pregunto si ella seguirá allí.

Luego me pregunto si no me habrá delatado directamente, quizás por eso me atraparon, quizás no.

Cuando llegas a la posada cojeando todavía ligeramente, la vieja madame te da un recado. Te dice que "Junsuiko" no se ha quedado por que no dejaste pagada la habitación, pero que si para la tarde estabas en la posada, que antes del crepúsculo se hacercaría para ver si te encuentras aquí.

Pago, esta vez una semana completa, para que no tenga problemas Junsuiko. Luego entro en la estancia, pongo la silla contra la puerta y me duermo sobre ella, en previsión de que alguien indeseado venga, o lo haga la mujer.

Al principio intentas continuar vigilante, pero tras una hora sentado en la silla y apoyado en la katana, te quedas dormido sin poder evitarlo.

De pronto notas tres golpes secos en tu espalda, en la puerta sobre la que estas apoyado. -Tachi-san. Soy yo, Junsuiko. Estoy sola. Abra.-

Me desperezo, dolorido por a postura y las heridas. Retiro la silla con un gemido, pongo una mano en el mango de mi Katana y abro la puerta con la otra.

Cuando abres la puerta, por la rendija ves la cara, ahora mas limpia y bella, de la muchacha. Ves un atisbo de alivio en su rostro y media sonrisa mientras te apremia con la mirada para no estar mucho tiempo a la vista de la vieja madame.

Me aparto y la dejo pasar. una vez que ha entrado, atranco la puerta con la silla y voy hasta el camastro, donde me hecho, ahogando un quejido por la punzada en el costado.

- ¿Estás bien?

-Si, pero la vieja no hace mas que intentar averiguar que llevo en el furoshiki.- te dice apremiante, como si se estuviera meando y solo pudiera aliviarse dentro de la habitación. Cuando lo levanta para que lo veas, adivinas varios bultos en su interior y te lleva olor a pescado algo pasado.

- Comprendo... - digo auqnue me da mas bien igual

-mmmmmmm, ¿entonces me dejais pasar?.- te dice casi con un hilo de miedo. -¿O estais ofendido por mis palabras de ayer?.-

- Pasa, mujer. No hace falta que preguntes, te dije ue podías estar aquí, ahora esto es como tu casa. He pagado una semana, para que no te echen de nuevo.

En el momento que le abres la puerta, rapidamente cambia de actitud. Se mueve risueña por el cuarto saltarina como si cruzara un lago pisando nenufares. Pone la bolsa encima de la cama y mientras esta soltando los nudos. -He conseguido algo de pescado. ¿Os apetece algo de cal....?.- se gira para preguntarte cuando se percata de que no estas bien en absoluto.

Como una centella deja su menester y se levanta para obligarte a que te sientes en la silla tras cerrar la puerta. -Por el amor de la diosa mi señor. Sentaos. ¿Estais bien?. ¿Que os a ocurrido?.- por mas que has intentado resistirte para que ella no te siente, no te queda otra que hacerlo, tras lo cual la mujer comienza a desanudarte cuidadosamente y a destapar tus heridas para verlas. -Por la sabiduria de los kami, ¿es que os habeis peleado con un jabali?.-

- Quería cenarme su higado, pero bueno, las cosas se complicaron...

Me mimro las heridas de paso, mientras ella lo hace.

Ves en su cara la mayor de las naturalidades. Puede que haya hecho algo parecido muchas veces a juzgar por su actitud. Tras un rato examinandote, quita las cosas de la cama, te ayuda a sentarte y te deja el furoshiki a mano. -Coma algo mientras vengo. Hay algo de pescado hervido, caldo y arroz.- te dice mientras recoje los trapos que tenias encima de las heridas, coje un barreño que hay en la habitacion y sale fuera.

Todo lo que ha traido, te sabe a miel de flores. A pesar de la calidad del pescado y el arroz, por otro lado mejor de lo que comes normalmente, te ha provisto de una buena "cena" que reconforta tu maltrecho cuerpo.

Tras una media hora mas o menos vuelve con todos los trapos mas o menos limpios y con un juego de vendas nuevo. Coloca las vendas mojadas colgadas por la habitacion para que se sequen y como mas o menos has comido, aparta la bolsa y te obliga a que te tumbes para curarte. Aunque lo unico que hace es tapar las heridas, se preocupa de que no haya riesgo de infeccion en las heridas mas preocupantes. -Siento no poder quedarme con vos esta noche, pero se quedara aqui descansando y reponiendo fuerzas. Espero que el jabali le sirva de alimento a alguien y no se haya muerto pudriendose en el rio.- te dice mientras venda todas tus heridas.

- También yo lo espero.

Me quedo mirando cómo cuida de mí, estoy más acostumbrado a que me traten a patadas como un perro callejero y ladrón.

Cuando te ha dispensado sus mas suaves cuidados, coloca la bolsa otra vez a tus pies y comienza a comer lo que le hayas dejado con voraz apetito y con una tranquilidad que no has notado en ella hasta que hace una hora entro por la puerta. Parece una mujer distinta a la que entro por esa misma puerta hace dos noches.

De vez en cuando sonrie mientras se llena la boca de arroz y cada cierto tiempo te alarga la petaca para que tragues un poco de caldo hasta que lo acabeis entre los dos.

Realmente me gustaría que se quedara esta noche. Incluso quizás una temporada, pero no tengo dinero para alquilarla a tiempo completo.

Ojalá lo tubiese.

- Gracias por la cena. No tendrías que haberte molestado.

-No es molestia mi señor. En verdad es un placer. Lo unico que siento es no poder quedarme esta noche. He gastado lo poco que consegui ganar ayer en la comida y las vendas. Pero le aseguro que por la mañana estare de vuelta. Usted solo piense en descansar. Ademas, mañana a primera hora me pagaran cinco zenni por ayudar a una anciana campesina a traer parte de su cosecha al mercado del borde norte.- te dice sonriendo mientras se mete en la boca y chupa una raspa de pescado.

Me siento un inutil ¿Qué he conseguido con todo esto al fin y al cabo? ¿Acaso desmantelar esa red de peleas? No, sólo salir magullado. Ella al menos hace algo de provecho.

La mujer esta francamente contenta, incluso se permite hablar de tu pelo favorablemente con confianza.

Mientras termináis la opípara cena, por lo menos en los estándares de la que disfrutaste la noche anterior, la mujer se dispone a peinar su cabello mientras tararea una típica canción sobre la cosecha.

La miro cepillarse el pelo, echado en catre.

- Así que ya te marchas... ¿Cuando vuelves?

Me agrada oír su voz, por lo que intento que hable hasta el momento de su marcha. Me gutaría encontrar una forma de mantenerla a mi lado cubriendo sus necesidades, pero como no es posible, me lo tomo con filosofía.

Durante un rato, te quedas contemplándola mientras ella termina de cepillarse el pelo y te dice que posiblemente por la mañana, pero que si no tiene mucho éxito, volverá pronto.

Después se pone delante del espejo y sacando una pequeña caja de la manga del quimono, se da algo de polvo de arroz en la cara y algo de color en los labios.

Tras esto, te da un beso en los labios, otro en la frente y despidiéndose con la mano, se marcha cerrando la puerta.

Decido descansar, me hace falta.

Me echo a dormir, moviendo la cama frente a la puerta.

Atrancas la puerta corredera de madera y te colocas de manera que puedas defenderte llegado el momento, colocando el futón del suelo en la esquina de la parte fija de la puerta. Tras unos minutos, consigues cerrar los ojos de nuevo hasta que te despiertas relativamente descansado.

//Como has desmantelado el negocio de peleas, te han visto samurais pelear aunque no lo supieras y no te reconozcan en publico como alguien habil, consigues 3 puntos de honor, 2 puntos de gloria y 5 puntos de experiencia.
//Abre un nuevo post en las cuevas cangrejo con fecha (dia 24, Mes del Dragon, Decimo Octavo año de Hantei XXXVIII)